El abandono escolar se ha reducido en los últimos cuatro años en algo más de seis puntos, situándose por primera vez por debajo del 20%. Un dato que ayuda a situarse, algo más cerca, del objetivo marcado por la Unión Europea para 2020, para cuando España debería alcanzar una tasa de abandono del 15%.
El Ministerio de Educación recoge los últimos datos de la Encuesta de Población Activa acerca de la población joven entre 18 y 24 años que no continúa estudiando ni Bachillerato ni Formación Profesional después de la ESO. Desde el ministerio, se achaca este descenso, entre otros factores, a la puesta en marcha de la Formación Profesional Dual, cuyo principal rasgo es que combina los procesos de enseñanza y aprendizaje en la empresa y en el centro de formación.
Francisco García, secretario general de la Federación de Enseñanza de CC.OO., atribuye a la coyuntura económica la mejora en la tasa de abandono escolar temprano y no a las reformas educativas emprendidas por el actual Ejecutivo en funciones. “La falta de expectativas de jóvenes de incorporarse al mercado laboral les llevaba a los estudios”, ha apuntado a Europa Press. Una idea, la de la influencia de la crisis, que comparten el sindicato de profesores ANPE y la Confederación Católica de Padres de Alumnos.
En cualquier caso desde todos los sectores se insta a seguir trabajando para reducir la cifra del abandono escolar. Combatir el abandono escolar empieza por lograr que quien, a priori, pueda sentir el deseo de dejar el sistema educativo quiera continuar en él.
Cómo motivar a los alumnos
Motivar al alumnado se revela como una estrategia prioritaria para conseguir reducir el abandono temprano escolar. Entre las propuestas posibles el refuerzo positivo es fundamental. Hacer de la clase un espacio innovador, novedoso, donde la rutina cambie a diario y fomente la curiosidad, y se utilicen diferentes metodologías que respondan a las diferentes necesidades de cada estudiante.
Combinar actividades individuales y en equipo, recurrir a procesos en los que se trate de fomentar la actividad investigadora pero también se recupere el espíritu lúdico. Por otra parte, se recomienda dar feedback a los alumnos que les lleve a la reflexión en el caso de no haber dado con la solución al problema o si se sienten perdidos.
La implementación de una estrategia dirigida a motivar a la clase debe tener en cuenta, también, el entorno en el que se desarrolla la actividad educativa. En concreto, utilizando de una manera creativa el espacio físico y haciendo un uso apropiado de los recursos que se disponen en el aula. Romper con la forma en la que está dispuesto el mobiliario, salir al aire libre, trasladar las clases a espacios como la biblioteca, museos o espacios físicos relacionados con la materia a tratar tendrán un efecto positivo sobre el alumnado.
Mostrar cercanía, empleando las vivencias personales como recurso educativo y relacionando los conocimientos que se pretende que aprendan con experiencias reales les permitirá ver la utilidad de aquello que están aprendiendo.