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La relación con los profesores influye en el comportamiento de los adolescentes de tal manera que una relación positiva entre el docente y el alumno potencia actitudes como la cooperación y el altruismo, y disminuye significativamente conflictos como agresiones o conductas de oposición.

Expertos de la Universidad de Cambridge Reino Unido), en colaboración de la Universidad de Toronto (Canadá) y el ETH Zurich (Suiza), han determinado, además, que si la relación positiva entre maestro y alumno se da cuando el niño tiene 10 u 11 años, el buen comportamiento del estudiante puede prolongarse incluso en los siguientes cuatro años.

Según el estudio, publicado en Journal of Youth and Adolescence, los alumnos que mantienen una relación más positiva con su profesor muestran un 18% más de comportamientos pro-sociales y un 10% más dos años más tarde. Asimismo, si un estudiante se lleva bien con su profesor presenta un 38% menos de conductas agresivas, y un 9% menos cuatro años después, respecto a alumnos que no se llevaban bien con sus maestros. Asimismo, tener una relación fluida con los docentes hace que los estudiantes tengan un 56% menos de conductas negativistas desafiantes, una cifra que se mantiene en un 22% menos tres años más tarde.

Los expertos consideran que el efecto beneficioso de una relación positiva entre el docente y el alumno es igual o incluso más potente que los programas informativos e intervencionistas dedicados a reducir los conflictos en el aula. Según los científicos, las buenas relaciones entre el docente y los alumnos podrían tener resultados más positivos para gestionar el comportamiento del estudiante que métodos como expulsar al alumno de clase. “Las políticas educativas y escolares deberían tener esto en cuenta a la hora de apoyar a los maestros en el fomento de sus relaciones con los estudiantes”, señalan.

En este sentido, investigadores de la Universidad de Missouri (EE.UU.) han desarrollado un sistema para medir la interacción de un profesor con todos los niños del aula. Los resultados demuestran que los niños a los que el docente llama más la atención por su mal comportamiento experimentan más problemas a la hora de controlar sus emociones y presentan más problemas de concentración o conductas disruptivas.

Los expertos consideran que si un alumno obtiene la atención de su profesor por su buena conducta y es felicitado por ella, tiene más posibilidades de continuar con una buena actitud en el futuro. Sin embargo, los alumnos que son increpados por sus profesores por su mal comportamiento repetirán el patrón más adelante como medida para llamar la atención del maestro.

Más información:

Journal of Youth and Adolescence

Universidad de Missouri

 

 

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