El sueño desempeña un papel crucial en el funcionamiento de nuestro cuerpo. Mientras dormimos, se eliminan las toxinas acumuladas en el cerebro y se consolidan y refuerzan las conexiones cerebrales, lo que mejora la memoria, el aprendizaje y la capacidad para resolver problemas. También se ha demostrado que dormir fortalece el sistema inmunitario y mejora la salud mental.
Los expertos recomiendan dormir entre ocho y diez horas en la etapa de la adolescencia.
Pero durante la adolescencia, nuestros patrones de sueño cambian. Tendemos a acostarnos más tarde y a dormir menos, lo que afecta al reloj biológico. Todo esto coincide con un período de importante desarrollo de nuestra función cerebral y desarrollo cognitivo. La Academia Americana de Medicina del Sueño (American Academy of Sleep Medicine) constata que lo ideal en esta etapa es dormir entre ocho y diez horas.
La profesora Barbara Sahakian, del Departamento de Psiquiatría de la Universidad de Cambridge, afirma que «dormir bien por la noche con regularidad es importante para nuestro correcto funcionamiento, pero si bien sabemos mucho sobre el sueño en la edad adulta y en etapas posteriores de la vida, sabemos sorprendentemente poco sobre el sueño en la adolescencia, a pesar de ser una etapa crucial de nuestro desarrollo.
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¿Cuánto tiempo duermen los jóvenes y qué impacto tiene en su rendimiento cognitivo?
Un equipo dirigido por investigadores de la Universidad de Fudan, Shanghái, y la Universidad de Cambridge recurrió a datos del Estudio sobre el Desarrollo Cognitivo del Cerebro Adolescente (ABCD), el mayor estudio a largo plazo sobre el desarrollo cerebral y la salud infantil en Estados Unidos.
Como parte del Estudio ABCD, se administraron FitBits a más de 3.200 adolescentes de 11 a 12 años, lo que permitió a los investigadores analizar datos objetivos sobre sus patrones de sueño y compararlos con escáneres cerebrales y resultados de pruebas cognitivas. El equipo comparó sus resultados con dos grupos adicionales de 13 a 14 años, con un total de aproximadamente 1.190 participantes.
Los resultados del estudio, publicado en Cell Reports, muestran que los adolescentes podían dividirse en tres grupos:
– Grupo 1 (39% de los participantes): una media de 7 horas y 10 minutos de sueño. Se acuestan y duermen más tarde y se despiertan más temprano.
– Grupo 2 (24%): duermen un promedio de 7 horas y 21 minutos. Presentan niveles promedio en todas las características del sueño.
– Grupo 3 (37%): duermen una media de 7 horas y 25 minutos. Se acuestan y duermen antes y presentan una frecuencia cardíaca más baja durante el sueño.
Aunque los investigadores no han hallado diferencias significativas en el rendimiento escolar entre los grupos, en las pruebas cognitivas que analizaban aspectos como vocabulario, lectura, resolución de problemas y concentración, el Grupo 3 tuvo un mejor desempeño que el Grupo 2, que a su vez tuvo un mejor desempeño que el Grupo 1.
El Grupo 3 también tenía el mayor volumen cerebral y mejores funciones cerebrales, mientras que el Grupo 1 tenía el menor volumen y las peores funciones cerebrales.
La importancia de dormir bien en esta etapa tan importante de la vida
El profesor Sahakian afirma que «aunque las diferencias en la cantidad de sueño de cada grupo fueron relativamente pequeñas, de poco más de un cuarto de hora entre los que mejor y los que peor dormían, pudimos observar diferencias en la estructura y la actividad cerebral, así como en su desempeño en las tareas. Esto nos demuestra la importancia de dormir bien en esta etapa tan importante de la vida».
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Frecuencia cardíaca durante el sueño
Una frecuencia cardíaca más baja suele ser un signo de mejor salud.
Los investigadores también evaluaron la frecuencia cardíaca de los participantes y descubrieron que el Grupo 3 presentó las frecuencias cardíacas más bajas en todos los estados de sueño, mientras que el Grupo 1 presentó las más altas. Una frecuencia cardíaca más baja suele ser un signo de mejor salud, mientras que una frecuencia cardíaca más alta suele acompañar una mala calidad del sueño, como un sueño intranquilo, despertares frecuentes y somnolencia diurna excesiva.
Debido a que el Estudio ABCD es un estudio longitudinal (es decir, que sigue a sus participantes a lo largo del tiempo), el equipo pudo demostrar que las diferencias en los patrones de sueño, la estructura y función cerebral y el rendimiento cognitivo tendían a estar presentes dos años antes y dos años después de la instantánea que analizaron.
El autor principal, el Dr. Wei Cheng, de la Universidad de Fudan, añadió que «dada la importancia del sueño, ahora debemos analizar por qué algunos niños se acuestan más tarde y duermen menos que otros.
La cuestión ahora es analizar si se debe, por ejemplo, a los videojuegos o a los móviles, o simplemente a que sus relojes biológicos no les indican que es hora de dormir hasta más tarde, indican desde la Universidad de Cambridge.
Our new study with Fudan University: Adolescents who sleep longer perform better at cognitive tasks | University of Cambridge @WeiFDU https://t.co/hQ2knCSvdJ
— Barbara Sahakian (@BJSahakian) April 23, 2025