¿Y si el secreto para mantenernos jóvenes estuviera en las palabras que hablamos cada día? Un equipo internacional liderado por el neurocientífico Agustín Ibáñez, del Global Brain Health Institute del Trinity College de Dublín, analizó datos de más de 86.000 personas de entre 51 y 90 años en 27 países europeos. Los resultados, publicados en la revista Nature Aging, muestran que quienes hablan más de un idioma presentan un envejecimiento más lento, tanto a nivel cognitivo como físico.
El estudio concluye que el uso activo de varias lenguas fortalece la resiliencia del organismo, ralentiza los procesos biológicos asociados a la edad y reduce el riesgo de deterioro cognitivo.
Las personas bilingües o multilingües tienen 2,17 veces menos probabilidades de experimentar un envejecimiento acelerado.
Beneficio inesperado: «escudo» contra el envejecimiento
Tradicionalmente, aprender idiomas se ha considerado una ventaja cultural y social. Sin embargo, esta investigación aporta un beneficio inesperado: el multilingüismo podría ser un “escudo” contra el envejecimiento. Según los autores, hablar varias lenguas estimula constantemente el cerebro, lo obliga a adaptarse y a gestionar diferentes sistemas lingüísticos, lo que se traduce en una mayor plasticidad neuronal.
Aprender un idioma en la edad adulta es una fórmula de salud preventiva.
Además, el estudio señala que el efecto protector es progresivo: cuantas más lenguas se dominan, mayor es la protección frente al deterioro. Esto sugiere que aprender un nuevo idioma en la edad adulta no solo amplía horizontes culturales, sino que también puede convertirse en una estrategia de salud preventiva.
Implicaciones sociales y sanitarias
Los investigadores destacan que estos hallazgos podrían tener un impacto significativo en las políticas de salud pública. Fomentar el aprendizaje de idiomas en todas las etapas de la vida no solo enriquecería la diversidad cultural, sino que también contribuiría a reducir los costes asociados al envejecimiento y a las enfermedades neurodegenerativas.
En palabras de Ibáñez, “el multilingüismo es una herramienta accesible y poderosa para promover un envejecimiento saludable”. El estudio abre la puerta a programas educativos y comunitarios que integren el aprendizaje de lenguas como parte de las estrategias de bienestar y longevidad.
Un hallazgo con respaldo internacional
La investigación contó con la colaboración del Centro Vasco de Cognición, Cerebro y Lenguaje (BCBL) y otros institutos europeos. La amplia muestra analizada permitió comprobar que los beneficios del multilingüismo se mantienen en diferentes contextos culturales y socioeconómicos, lo que refuerza la validez de los resultados.
Los autores subrayan que este descubrimiento no implica que hablar idiomas sea la única vía para un envejecimiento saludable, pero sí constituye un factor clave que puede complementar otras prácticas como la actividad física, la dieta equilibrada y la vida social activa.

